
Nació en la ciudad de México el 25 de mayo de 1925, y murió en Tel Aviv, Israel, el 7 de agosto de 1974. Recién nacida fue llevada a Comitán, Chiapas, la tierra de sus mayores. Ahí hizo sus estudios primarios y dos de secundaria. Regresó a la capital a los dieciséis años. Se graduó de maestra en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1950; más tarde, en la Universidad de Madrid, llevó cursos de estética y estilística. A su regreso a México fue promotora de cultura en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez (1952). De 1954 a 1955, con la beca Rockefeller escribió poesía y ensayo. De 1956 a 1957, trabajó en el Centro Coordinador del Instituto Indigenista de San Cristóbal las Casas, en Chiapas; en el Indigenista de México, de 1958 a 1961, fue redactora de textos escolares. De 1961 a 1966 desempeñó la jefatura de Información y Prensa en la UNAM, bajo el rectorado del doctor Ignacio Chávez, e impartió las cátedras de literatura comparada, novela contemporánea y seminario de crítica en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad, de 1961 a 1971. Ejerció con gran éxito el magisterio, en México y en el extranjero; en los Estados Unidos como maestra invitada por las Universidades de Wisconsin y Bloomington, los años de 1966 y 1967, y en Israel, en la Universidad Hebrea de Jerusalem, desde su nombramiento como embajadora de México en ese país, en 1971, hasta su muerte.

Rosario Castellanos cultivó todos los géneros, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y del extranjero. En Excélsior colaboró asiduamente en su página editorial, desde 1963 hasta 1974. Se inició en la literatura como poeta; desde 1948 hasta 1957 sólo publicó poesía. Balún Canán, su primera novela, lleva ya un gran número de ediciones y ha sido traducida a muchas lenguas. Esta novela junto con Ciudad real, su primer libro de cuentos, y Oficio de tinieblas, su segunda novela, forman la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana de este siglo. Los convidados de agosto, su segundo libro de relatos, recrea los prejuicios de la clase media provinciana de su estado natal, y Álbum de familia, el tercero y último, los de la clase media urbana. En 1972, Rosario Castellanos reunió su obra poética en el volumen intitulado Poesía no eres tú. Desde 1950, año en que publicó su tesis Sobre cultura femenina, la escritora no dejó nunca de incursionar en el ensayo. En vida publicó cinco volúmenes y póstumamente otros dos. De toda su obra, incluyendo su único volumen de teatro, El eterno femenino, se desprende una clara consciencia del problema que significa, para su autora, la doble condición de ser mujer y mexicana.

Datos tomados de Diccionario de escritores mexicanos, Tomo I, UNAM, México, 1988
Rosario Castellanos cultivó todos los géneros, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y del extranjero. En Excélsior colaboró asiduamente en su página editorial, desde 1963 hasta 1974. Se inició en la literatura como poeta; desde 1948 hasta 1957 sólo publicó poesía. Balún Canán, su primera novela, lleva ya un gran número de ediciones y ha sido traducida a muchas lenguas. Esta novela junto con Ciudad real, su primer libro de cuentos, y Oficio de tinieblas, su segunda novela, forman la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana de este siglo. Los convidados de agosto, su segundo libro de relatos, recrea los prejuicios de la clase media provinciana de su estado natal, y Álbum de familia, el tercero y último, los de la clase media urbana. En 1972, Rosario Castellanos reunió su obra poética en el volumen intitulado Poesía no eres tú. Desde 1950, año en que publicó su tesis Sobre cultura femenina, la escritora no dejó nunca de incursionar en el ensayo. En vida publicó cinco volúmenes y póstumamente otros dos. De toda su obra, incluyendo su único volumen de teatro, El eterno femenino, se desprende una clara consciencia del problema que significa, para su autora, la doble condición de ser mujer y mexicana.
ENSAYO:
- La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial, Instituto Nacional de la
Juventud, Cuadernos de la Juventud, México, 1966.
- La corrupción (1970)
- Mujer que sabe latín (1973)
- El uso de la palabra, Excelsior, Serie Crónicas, México, 1974; Editores Mexicanos Unidos, México, 1987. Colección de artículos periodísticos.
- El mar y sus pescaditos (1975). Colección de artículos periodísticos.
POESÍA:
- Trayectoria del polvo, El Cristal Fugitivo, México, 1948.
- Apuntes para una declaración de fe (1948)
- De la vigilia estéril (1950)
- Dos poemas (1950)
- El rescate del mundo, Dirección de Prensa y Turismo del estado de Chiapas, México, 1952.
- Presentación en el templo, Madrid, España, 1951; 2a. ed., en Revista Antológica, México, 1952.
- Al pie de la letra, Universidad Veracruzana, México, 1959.
- Salomé y Judith, Jus, Voces Nuevas, 5, México, 1959.
- Lívida luz, Universidad Nacional Autónoma de México, 1960.
- Materia memorable (1969)
- La tierra de en medio (1969)
- Poesía no eres tú, obra poética 1948-1971, Fondo de Cultura Económica, Letras Mexicanas, México, 1972.
TEATRO:
- Tablero de damas (1952)
- El eterno femenino, estrenada en 1976; Fondo de Cultura Económica, Popular, 144, México, 1975.
A Rosario Castellanos le interesó siempre el teatro como medio de expresión, como
manera de llegar a un público más amplio y diverso y de poder comunicarse con él. Sin embargo no se dedicó al género hasta muy tarde y nunca llegó a publicar El eterno femenino, obra que terminó de escribir pocos meses antes de su muerte, ocurrida en 1974.
El tema de la mujer, de su situación en el mundo, fue una de las preocupaciones constantes de Rosario Castellanos. Así, no es de extrañar que El eterno femenino tenga un carácter abiertamente feminista, sin perder por eso la ternura y el buen humor que caracterizan toda la producción que nos ha dejado Rosario Castellanos en la lírica y la prosa.

Datos tomados de Diccionario de escritores mexicanos, Tomo I, UNAM, México, 1988
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