4 oct 2008

De recuerdos sobre Julio

Por: Redacción / Cambio de Michoacán
Jueves 12 de Febrero del 2004

Cronopios y famas, literatura y jazz, todo esto es una parte de Julio Cortázar. A 20 años de su muerte, hoy lo recordamos como uno de los escritores más importantes de las letras latinoamericanas; pero sobre todo como autor entrañable, creador de una literatura poco convencional, inigualable. Por ello, a continuación recogemos las voces de algunos de sus lectores más asiduos (ellos mismo creadores). Ahí las mejores palabras para un sencillo homenaje a Cortázar, a Julio.

“¿Eres cronopio o eres fama?”, dice Raúl Mejía entre risas. El escritor y director del Departamento de Literatura del IMC medita con semblante de nostalgia y dice: “El tiempo pasa y uno se va convirtiendo en un fama”.

Pero, “no sé si Cortázar funcione en lo jóvenes” actualmente, en los de mi generación “fue vital”, tanto como Carlos Fuentes, Octavio Paz y Gabriel García Márquez. Por otra parte, su poesía no ha sido valorada, “parece que Cortázar no pasará a la historia como poeta”, dice decepcionado. A pesar de esto, afirma contundente: “Para mí Cortázar fue un compañero de ruta”.

Respecto a las obras, nombra Rayuela, con sus capítulos clásicos y “deslumbrantes”, aquellos capítulos siete y 62. No obstante, “me da temor volverlo a leer”, por “lo vivido en la juventud”, por esa primera impresión. “Yo a Cortázar lo quiero mucho”, y creo que podemos decir que “Queremos tanto a Cortázar” (haciendo alusión a uno de los cuentos más populares del argentino, Queremos tanto a Glenda).

Ahí mismo, casi junto a Mejía, está Eduardo Aguirre, él se confiesa devoto de otros autores, sin embargo, coincide en algo con Mejía: “Ya no es deslumbrante para las nuevas generaciones, algo como lo que pasó con la literatura de la onda. Pero es una literatura muy perdurable”; y vuelve a compartir opiniones, “como poeta no es conocido”.De gladiadores y niños arrojados al aguaGaspar Aguilera, poeta y narrador, también residente de esta ciudad, conoció al escritor argentino en 1981: “Yo lo conocí en Jalapa, en un congreso de política y literatura, organizado por el Instituto de Lingüística de la Universidad de Veracruz”, en aquella ocasión Cortázar impartió una conferencia titulada De gladiadores y niños arrojados al agua. Cortázar es creador de una literatura singular, donde abunda “el uso de lo lúdico, de lo fantástico, una actitud en vigilia, una actitud social muy honesta, sin concesiones”.

Y por si aquel primer acercamiento no fuera ya bastante, increíble, Aguilera continúa narrando un hecho aún de mayor intimidad, más entrañable. Nos cuenta de cuando, un año después, le visitó en París, en la calle Martel 4, para regalarle dos publicaciones, “un excelente libro” de María Teresa Perdomo, El lector activo y la comunicación en la lectura de Rayuela, y “un cuaderno de su charla”, impartida aquella vez en Jalapa.

El poeta prosigue y también cuenta de cómo días después, ya de regreso en México, recibió cartas “en tres ocasiones” e incluso, de cómo había interés por parte del argentino de visitar Morelia, a la Universidad Michoacana. “Lo impresionante es que fue una gente totalmente accesible, tan generosa, fuera de lo común”.

El creador remarca, mientras platica, “su papel como ciudadano a lado de causas político-sociales muy nobles. Por ejemplo, con el tribunal que juzgó los crímenes de guerra”, y también en América Latina con “la revolución sandinista”.

Ya hablando de la obra, Aguilera también señala a Rayuela: “Para él es un libro que marca un hito en la literatura latinoamericana”, comparable con la innovación lograda por Joyce con su Ulises varias décadas atrás.

Sergio Monreal, dramaturgo, poeta y novelista, comenta por su parte de la importancia de Cortázar como alguien que restablece las perspectivas de un arte que no deja de comprometerse socialmente. “Evidentemente es uno de los escritores más importantes que ha habido en América Latina, uno en donde la candente contradicción entre el arte por el arte y las causas sociales no están reñidas”.

“Él nos recuerda que toda obra tiene que estar comprometida con su espacio y tiempo, y por eso representa una garantía de contemporaneidad”, junto a autores como Rulfo, Borges, Onetti.

Sobre Rayuela, Monreal opina que es un “eje central en donde toda su vida y su obra gira en torno”.Jazz, Dios, CortázarEn los terrenos del sonido, de los ritmos sincopados, Juan Alzate, saxofonista y jazzista, señala: “Creo que fue uno de los pocos escritores que asumió su forma de narrar, de escribir, como lo haría un jazzista. Él entendía muy bien cómo los músicos entienden el jazz. Es por eso que Cortázar para los jazzistas es una referencia muy importante, muy influyente”, aunque a primera vista no lo parezca, y aclara, “más para los latinoamericanos”.

Alzate señala que sus obras favoritas del argentino son Rayuela, Club de la serpiente o los cuentos donde narra los conciertos de Thelonious Monk y Louis Amstrong. Y luego señala “El perseguidor, claro. Para uno como jazzista es fundamental, obligado”.

“¡Julio Cortázar es Dios!”, dice la escritora Nektli Rojas, tras un breve suspiro. Y luego comienza Académica y nos cuenta algunos comentarios sobre el autor: “Toda la literatura” en el género de cuento “está respondiendo a dos líneas: Faulkner y Cortázar”. Ello respecto a la mezcla de tiempos, las narraciones en varios niveles, “mezclar a los personajes en que se narra, la amalgama de lo real, de los clásico”.

-¿Cuál es su obra preferida?, le preguntamos
“Me gusta el cuento de Bestiario”.

Suena la voz, ligeramente emocionada, como de quien recuerda a un ser querido: “Julio Cortázar es un monstruo y todos le debemos, le debemos mucho: escritores, músicos, lectores, porque te ayuda a sobrevivir”.CronopiosPreguntamos ¿qué es un cronopio?, y las respuesta hablan de cada lector:

Raúl Mejía: “Los cronopios no pueden ser otra cosa que lo que dijo Cortázar “esos objetos verdes y húmedos”. Es decir “ser un poco caótico, no dados a la formalidad”.

Gaspar Aguilera: “Es un personaje muy entrañable, abierto a lo que venga. Con toda la predisposición de ayudar a los demás. Es un prototipo del ser humano”.

Sergio Monreal: “Para mí se ha convertido en un lugar común. Cortázar era muy consciente de para que existan cronopios tiene que haber famas. Un cronopio es la mitad de los posible”.

Nektli Rojas: “Un cronopio es para explicar la magia que tienen las personas para vivir; sin importar las situaciones. No tiene que nada que ver con la realidad”.

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